lunes, 6 de mayo de 2013

Albert Tugues

LA PREGUNTA DEL AGUAFIESTAS EN EL PAÍS DE LOS POETAS (Cuento)
Dicen que en aquel lugar todos eran poetas, hombres y mujeres, y viajaban siempre, asistían a todos los festivales poéticos, iban a todas las fiestas, bebían, comían, reían y bailaban con la dama o el caballero más idóneo para un futuro próspero, ganaban concursos, participaban en todas las lecturas, seducían y olvidaban, engañaban a una y estafaban a otro, al final se casaban, iban al teatro, a restaurantes modernos y lecturas y se afanaban en volver a engañar a otra u otro. Pero como ellos se lo guisaban y se lo comían, la paz no quedaba alterada en aquel lugar.
Después, con la edad, iban a menos fiestas y lecturas, el encanto iba menguando y seducían menos, cortaban los árboles de la pequeña finca para hacer un garage y firmaban los manifiestos que escribían los hijos sobre la naturaleza y la política, y hacían la guerra al vecino que molestaba con sus árboles invadiendo el jardín. 
Pero los políticos del lugar bajaban corriendo a calmar los ánimos desatados y a subvencionar la amistad entre los árboles de los poetas contrincantes, y les animaban a escribir nuevos cantos a la vida emprendedora y les reían las gracias poéticas, estupendas, aunque inferiores a las suyas, decían los políticos, que también eran poetas...
Y así, año tras año, transcurría la vida y todos eran cada vez más felices, hasta que un día alguien, el aguafiestas del lugar, el único que no escribía poesía, preguntó: 
"Pero, ¿cuándo escriben los poetas y dónde están los poemas?". 

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